Espacio Sumay Simi
Acompañamos y albergamos a personas atravesadas por una discapacidad o una patología psiquiátrica grave.
Ubicado en:
Alfredo Gramajo Gutiérrez 3634
CABA.
El dispositivo “Espacio Sumay Simi” procura ser un espacio para recibir, albergar, acompañar, e incluir paulatinamente en el tejido social a las personas de la Federación Familia Grande Hogar de Cristo que están atravesadas por una discapacidad o una patología psiquiátrica grave.
La presencia, en el Hogar de Cristo, de personas vulnerables que están o han estado en situación de consumo problemático de Paco y presentan alguna discapacidad, ya sea física y/o mental, o patologías psiquiátricas graves, nos presentó el desafío de construir un espacio de intervención específica para continuar, mejorar y optimizar su acompañamiento integral y comunitario.
Las barreras físicas, sociales, económicas y culturales que debe afrontar esta población para acceder al desarrollo de sus potencialidades y a una vida digna en sociedad, son inmensas. Las personas con discapacidad muy pobres y en consumo problemático, suelen ser las que no caben en ningún sistema, las que escapan a todo protocolo.
Esta población no logra ser atendida en Hospitales Psiquiátricos Monovalentes, así como tampoco en Hospitales Generales, que no encuentran espacios convivenciales que puedan alojarlos, quedando muchas veces confinados a vivir en situación de calle, expuestos a una gran cantidad de situaciones de riesgo de todo tipo, sin posibilidad de recibir tratamientos médicos, kinesiológicos, psiquiátricos ni psicológicos, debido a su situación de pobreza y marginación.
Es así que, en abril de 2019 la Federación FGHC de la mano de AUPA encara el desafío de crear el “Espacio Sumay Simi” destinado a dar respuestas a los innumerables desafíos que proponen las situaciones de estas personas, que ya venían siendo acompañadas por los Centros Barriales y otros dispositivos.
Federación: Familia Grande Hogar de Cristo
Los Centros Barriales, las Cooperativas y otros dispositivos del Hogar de Cristo de todo el País, se han nucleado en esta Federación que los representa.
Sumay Simi nace de la unión de dos vocablos quechuas. Por un lado, “Sumay” que significa: “calma” o “calmar” y “Simi” que significa: “habla” o “hablar”. Su traducción sería entonces “calmar hablando” o “calmarse al hablar”.
Podría pensarse como calma al ser escuchado por un otro. Esta frase compuesta le da luz y sentido a una premisa básica en salud mental: la palabra y la escucha curan. Pero ésta no es sólo una escucha clínica. Es una escucha y una mirada integral, que busca alojar, y detenerse en las necesidades de cada persona en particular. Esto busca marcar una primera diferencia, en comparación con un sistema y una sociedad que no presta sus oídos. Que relega, que oprime, que no incluye.
Las dificultades de comunicación de esta población nos obligan a estar atentos, captar las señales, buscar modos diversos para conectarnos. La mirada que estigmatiza –y ellos son los más estigmatizados- nos invita a cambiar nuestra mirada, a no juzgar, a descubrir sus potencialidades, sus capacidades, y ver al mismo tiempo las capacidades que despierta en nosotros. Sus dificultades para “mejorar” o “avanzar” ponen en jaque nuestro modo de vincularnos. Lo que esperamos de ellos y lo que efectivamente puedan realizar nos enseña a ser humildes en el acompañamiento, respetuosos de los procesos, de su plena dignidad como personas.
Nuestra Propuesta
La propuesta apunta a eliminar las barreras que en sí inhabilitan a personas con discapacidad, incluso más que la disfunción específica en alguna capacidad que las atraviesa. Se busca el acompañamiento integral de sus trayectorias vitales, para poder lograr mayores niveles de autonomía, el desarrollo de sus capacidades y una plena inserción en la vida social y comunitaria, recomponiendo su tejido social y rompiendo el aislamiento al que se hallan confinados. Así, la propuesta implica la terapéutica profesional en salud y salud mental, pero la trasciende, buscando una consideración integral de los aspectos que hacen a la vida humana en sociedad e intentando dar respuesta a ellos.
El Espacio Sumay Simi cuenta con la Casa Miserando localizada en el barrio de Pompeya (Ciudad A. de Buenos Aires) desde la que se coordinan todas las actividades (talleres, reuniones, atenciones individuales, espacio de encuentro diario) y con capacidad para vivienda para 10 personas aproximadamente y otras casas amigables que permiten dar respuesta a la situación habitacional de los destinatarios del espacio: Casa Beyrouth, Casa Centenera, Casa Abasto, Hotel Flores, en donde residen personas que pertenecen al dispositivo y en su mayoría acuden periódicamente a realizar tratamiento, o a los espacios de encuentro de Sumay Simi.
Las acciones se llevan a cabo con un equipo de profesionales, de acompañantes pares y de voluntarios que son particularmente sensibles a esta problemática.
Los profesionales que acompañan esta tarea son, con diferentes dedicaciones, de los siguientes perfiles profesionales: psicólogos, psiquiatras, terapistas ocupacionales, músicoterapeutas, arteterapeutas, profesor de educación física.
El objetivo es acompañar la vida de las personas en todos sus aspectos, de manera integral. Por lo tanto, en su modo de intervención, este dispositivo dista mucho de una institución psiquiátrica monovalente, de intervenciones en el ámbito hospitalario o en consulta privada y también de centros para la atención de discapacidades. Sin embargo, se articula el trabajo con hospitales generales, psiquiátricos y con comunidades terapéuticas vía Sedronar, cuando resulta necesario.
Actualmente los espacios individuales y grupales con los que contamos y que funcionan con una frecuencia semanal son:
- Espacios de intervención individual:
- Atención psicoterapéutica.
- Atención psiquiátrica, con suministro de psicofármacos.
- Espacios de intervención grupal:
- Espacio de Terapia grupal.
- Reunión de Convivencia.
- Talleres de Musicoterapia, Artes combinadas, Terapia Ocupacional, Fotografía, Ajedrez y Poesía.
- Educación Física.
Objetivos de nuestro espacio:
Brindar atención psicológica y psiquiátrica según la necesidad de cada uno.
AUPA ha ido conformando “Casas Residenciales Amigables”. Éstas, son viviendas alquiladas desde la Cooperativa (quien aparece como garante), que son luego acompañadas por los equipos de los distintos dispositivos que la integran, para que quienes allí residen estén cuidados con la amorosidad y cercanía humana que necesitan, y a su vez puedan hacer una administración eficaz del dinero, de la mercadería que adquieren, de la organización cotidiana de la vivienda, de los hábitos de limpieza y cocina, y tantas otras tareas hogareñas fundamentales para garantizar una verdadera y plena restitución del derecho básico a una vivienda digna.
Esto es, a la vez, un entrenamiento para que todos los que puedan logren vivir en algún momento de manera independiente, ya sea alquilando su espacio, volviendo con su familia o adquiriendo un terreno para, de a poco, poder construir su casa. Lla adquisición de autonomía implica un proceso, un aprendizaje con tiempos subjetivos y necesidad de apoyo y acompañamiento.
Actualmente desde el dispositivo
se acompañan:
Casa Miserando: 12 plazas
Casa “Santa Catalina”: 10 plazas
Casa “Centenera”: 3 plazas
Casa “Yanquel”: 2 plazas
Casa “San Blas”: 5 plazas
También, es necesario destacar que un porcentaje no menor de las personas que AUPA acompaña, debido a su problemática psicosocial, nunca lograrán una autonomía plena.
La solución habitacional que aportan – sobre todo para estas personas – las casas residenciales amigables tiene la importancia de lograr que la dificultad en cuanto a su independencia no signifique permanecer en situación de calle y poder además salir de la emergencia habitacional, con el movimiento subjetivo positivo que ello trae aparejado.
La apertura
de GESA
Se generó un convenio de cooperación mutua con la Cooperativa de Acompañamiento a Personas en Situación de Calle (APERSICA), así como con la Parroquia Ntra. Sra. de los Milagros de Caacupé y la Basílica del Sagrado Corazón.
Mediante el mismo, se comenzó la obra de refacción y puesta en valor del Espacio GESA, un predio lindero al Ateneo del Sagrado Corazón, con dirección en la calle Chubut 1360.
El mismo perteneció durante muchos años a la Cooperativa General Electric S.A., y luego cambió su dominio, perteneciendo a la mutual Crux. Con los años, quedó inutilizado, y sufrió reiterados intentos de usurpación así como un incendio.
La mutual Crux dejó el espacio bajo el cuidado de la Cooperativa APERSICA así como de la Basílica del Sagrado Corazón, y en base al convenio celebrado, se destinó a la sede de funcionamiento del Espacio SumaySimi.
De esta forma, el día 05 de Octubre de 2020 se llevó adelante la misa de inauguración del espacio GESA, conservándose su nombre pero con una nueva significación en sus siglas: “Gestando Encuentros de Solidaridad y Acompañamiento”.
El mismo funciona actualmente como la sede de acompañamiento ambulatorio del Espacio SumaySimi, que integra en su estructura además todas las viviendas residenciales amigables en las que muchas de las personas acompañadas residen.
Las mayores dimensiones de GESA permitieron el despliegue de nuevas iniciativas, con un impacto sumamente positivo en las trayectorias terapéuticas de los usuarios de SumaySimi. Entre ellas se encuentran el desarrollo de un proyecto de huerta orgánica, un nuevo horno ecológico para la proyección a una mayor escala del emprendimiento de panificación “Suma y Emprende” y el despliegue de un espacio de labor-terapia, en que un equipo de usuarios y usuarias de SumaySimi realizan tareas de mantenimiento del predio del Ateneo del Sagrado Corazón, percibiendo una remuneración por ello, generando así además formas creativas de empleo adaptada a las características de personas atravesadas por consumo problemático y padecimientos mentales graves.
SumaySimi en tiempos de Pandemia.
La irrupción de la pandemia por coronavirus en el mundo y principalmente en nuestro país hizo que ciertas situaciones de desigualdad en la sociedad que ya eran advertidas tengan un carácter aún de mayor vulnerabilidad. Por lo que cabe preguntarse ¿En qué lugar quedan las personas con padecimientos psíquicos graves en el contexto de la pandemia por covid-19?
Ante la situación de emergencia sanitaria y la medida por parte de las autoridades de implementar el aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO), hubo que repensar el dispositivo, ya que para muchas personas que se acompañaban, éste funcionaba como sostén en la organización de su vida.
Entonces apareció la pregunta de cómo seguir acompañando. Cómo no interrumpir un proceso en marcha, en muchos casos por primera vez, de restitución de derechos y acceso a una vida digna. Cómo no interrumpir una trayectoria terapéutica que recién comienza y que demanda continuar. Cómo estar disponibles para atender las urgencias subjetivas, atendiendo al riesgo que revisten para las personas que las padecen así como para terceros. Cómo garantizar conectividad virtual en una población que en muchos casos ni siquiera puede acceder a un teléfono celular.
Se decidió continuar con el funcionamiento diario, entendiendo la importancia de la presencia física en esta población y en un dispositivo con un abordaje comunitario.
Todo el equipo siguió yendo, aunque, en la primera fase, se suspendieron los talleres (que luego paulatinamente también se retomaron). Además, sobre todo teniendo en cuenta la voz de los que allí vivían, se decidió dar lugar como vivienda a siete personas más, que hasta ese momento acudían a SumaySimi de modo ambulatorio, atendiendo también, a los cuidados básicos necesarios en relación a la higiene en pos del cuidado y prevención.
Con el resto de personas acompañadas, se fue pensando caso por caso, en algunos sólo fue retiro de medicación, tratamiento ambulatorio y comunicaciones telefónicas (cuando fuere ello posible) y, en otros también sostén económico.
En las diferentes fases de la cuarentena, hubo que ir repensando persona a persona cómo seguir acompañando, dependiendo de los emergentes y efectos que la situación iba produciendo. Una de las manifestaciones en varios de los chicos y las chicas fue la problemática de vivir el aislamiento como encierro, como un castigo. Puede explicarse este fenómeno entendiendo que se trata de personas que en general han estado muy atravesadas por la institucionalización en diversas formas a lo largo de su vida. Por lo que, que puedan seguir habitando ese espacio como un hogar, no fue sin mediar diferentes tipos de intervenciones y requirió de mucha presencia de todo el equipo.
Una de ellas, a modo de ejemplo, fue la construcción entre todos de un horno en el patio de la casa. Esta tarea compartida fue muy importante en cuanto a seguir apropiándose cada uno de su lugar en SumaySimi y también, en cuanto a favorecer vínculos solidarios.
Además, a raíz de dicha construcción, el dispositivo ha desarrollado un microemprendimiento de panadería, en el cual los/las chicos/as no solo producen diversos productos farináceos, sino que ellos mismos construyeron el horno a leña ecológico en el cual cuecen sus productos.
Este último elemento no es menor, ya que marca un aspecto fundamental del Espacio SumaySimi, a saber, la proyección social hacia el barrio que el dispositivo posee, así como también el despliegue de estrategias para la generación de trabajo. En este sentido, SumaySimi no queda ajeno a las luchas y los esfuerzos de los/as vecinos/as con quienes comparte el territorio, sino que se vuelve un lugar en el cual se fomenta para el barrio la cultura del encuentro, del trabajo y de la solidaridad.
Este tipo de intervenciones fueron posibles, debido a la construcción en el tiempo de vínculos afectivos y de la forma en que se fueron organizando las relaciones allí.
Entrevista a Francisco Espinosa, poeta y artista de la Cooperativa AUPA.
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