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¡Hola mundo!
El desafío del Paco
“En nuestras obras, nuestro pueblo sabe que comprendemos su dolor.” San Alberto Hurtado.
En primer lugar quiero, en nombre del Equipo de Sacerdotes para las Villas de emergencia, agradecerles su participación. Esta conmemoración ha reunido a personas de distintas procedencias, partidos políticos, y posición respecto al tema que nos convoca. Han venido personas que trabajan en los tres poderes del Estado, ya sea a nivel nacional como local, representantes de Organizaciones de la SociedadCivil, de los Organismos del Estado que abordan las políticas de Drogas y Trabajadores de los medios de comunicación social. También participan Voluntarios, Familiares, Chicos y Chicas en tratamiento en “Hogar de Cristo”, nuestro centro de recuperación.[1]
Nos hemos reunido en este colegio de Don Bosco, para pedirle a este gran santo que nos contagie su mística de cuidado de los niños y jóvenes más pobres y vulnerables. La verdad es que tenemos que reconocer con humildad y dolor que el mundo de los adultos abandonó a los chicos en situación de pobreza y los dejó en manos de “aquellos que no les importa nada de sus vidas y les ponen veneno en sus manos.”[2]
Vivir nuestra misión en las Villas y la experiencia que nos ha dado el “Hogar de Cristo” nos animan a transmitirles algunas convicciones que consideramos pueden ser útiles para enfrentar el desafío que el Paco presenta a nuestra Sociedad. Es importante que quede claro, no estamos hablando de las drogas en general, sino del paco en nuestras Villas.
Hace pocos días, con el equipo de curas de las villas estábamos comentando la película “Casas de Fuego” de Juan Bautista Stagnaro, que narra la epopeya del Dr. Salvador Mazza en su lucha contra el mal de Chagas. En ella aparece una carta que el Dr. Carlos Chagas envió al mismo Dr. Mazza en 1928. Agobiado por el peso del mal, le decía:
“Si desea investigar esta enfermedad, tendrá todos los gobiernos en contra. A veces pienso que más vale ocuparse de crustáceos y batracios que no despiertan la alarma de nadie”
Nos dio que hablar. El Dr. Chagas veía lo difícil que sería encontrar la salida del Mal. Todas las medidas sanitarias resultaban insuficientes frente a las dimensiones del problema. Es que el asunto no se solucionaba simplemente con una vacuna, o un medicamento. Por cada enfermo del Mal que aparecía, detrás había una familia viviendo por debajo de la línea de pobreza, en ranchos precarios de barro y de paja. Toda la política social del país y las provincias debían acompañar a la política sanitaria. De lo contrario no habría solución. El Mal de Chagas, no era más que el doloroso síntoma de una enfermedad más profunda.
Estamos convencidos que cuando hablamos del Paco estamos hablando de un fenómeno de naturaleza similar. Si el Mal de Chagas es una ventana que exhibe la pobreza del interior de nuestro país, entonces el Paco denuncia la miseria de las grandes periferias urbanas. Hoy se escucha que el Paco llegó a la clase media y alta pero sin embargo no es tan así. Otras clases podrán consumir paco, podrán venir a la villa para hacerlo, podrá tratarse de la misma sustancia comprada en el mismo lugar. Pero el paco será entonces simplemente una droga. En nuestros barrios es mucho más. Cuando el hospital no está preparado para recibir a estos adictos, cuando las posibilidades de internación están todas demasiado lejos, cuando no se tienen los documentos y no se puede hacer casi ningún tramite, cuando en la escuela ya casi no hay lugar para ellos, cuando el mundo de trabajo les resulta esquivo, cuando la justicia es solo el organismo fatal que los inculpa por las consecuencias del consumo, cuando no hay esperanzas, entonces estamos frente al paco más terrible. No importa tanto si el paco es lo que queda de la cocaína o si no se sabe bien que es, lo más terrible es que hace explotar la marginalidad.
El paco es un rostro nuevo de la exclusión, más sangriento. Entender esto es el principio de la solución. Porque si no lo captamos seguiremos pensando que con las respuestas que tenemos alcanza. No basta con los dispositivos existentes. Nadie que entienda el problema del paco en estos barrios podrá pensar que un tratamiento de recuperación puede solucionar el problema. Cuando los chicos y chicas de nuestros barrios regresan de un tratamiento se vuelven a encontrar inmersos en un mundo donde se puede consumir de día y de noche, no encuentran lugar donde no se huela o no se sienta la droga, los amigos de toda la vida siguen viviendo al lado, siguen parando en el mismo pasillo y viviendo del mismo modo, no encuentran trabajo, se encierran o deambulan, y el final va apareciendo con la fuerza de una fatalidad, sin una propuesta de vida la muerte aparece como ineludible… Para que se recuperen estos chicos hay que cambiar también el mundo a su alrededor. [3]
Hablamos del paco y centramos nuestra atención en los Organismos que se ocupan de la drogodependencia. Pensamos en la Sedronar, en la Coordinaciónde adicciones del Gobierno de la Ciudad, en las decenas de Comunidades Terapéuticas conveniadas, en el Cenareso y en el Payda[4]… Evidentemente, son los primeros que deben entender que estamos frente algo nuevo y que es necesario adaptarse; pero nadie con experiencia puede pensar que allí podrá encontrarse la respuesta. La exclusión se enfrenta haciendo lugar en la sociedad. Sin lugar en el mundo no hay recuperación posible.
En el “Hogar de Cristo”, nuestro modesto centro de recuperación barrial, nos encontramos a diario con esta realidad. Cuando caminamos por la villa, o vamos a buscar a los adictos vemos que lo más común es que piensen que ya no pueden cambiar. Sienten que todas las puertas están demasiado lejos. Que si tienen suerte y pueden empezar un tratamiento, difícilmente lo puedan terminar, y que si lo hacen es casi imposible que puedan mantenerse limpios cuando al ser dados de alta vuelven a la villa. Como no consiguen trabajo, debemos inventarlo; hacer cosas que deberían poder hacer por si mismos, abrir las puertas que la sociedad fue cerrando.
Creemos que debería haber más centros así, como el Hogar de Cristo en todos los barrios. Pistas de aterrizaje desde donde los adictos puedan entusiasmarse con la recuperación y ver que es posible, puedan prepararse para un tratamiento y llegar de vuelta cuando lo terminan para organizar la vida. Centros que vayan a buscar a los pibes y no esperar a que aparezcan, porque es muchas veces nuestra ineficacia o lentitud lo que hace que descrean de las respuestas que podemos darles. Centros que reconstruyan la historia de los pibes, despedazada, hecha trizas, fragmentos de intentos, tratamientos e internaciones. Centros que le den unidad a la lucha, que hagan sentir que la misma vida es la recuperación, y que tiene sentido pelearla.
El camino de la inserción para cualquier persona pobre de nuestros barrios, es largo y trabajoso, y con sendas que se pierden en el laberinto de la burocracia. Si es así para cualquiera, cuanto más difícil para este grupo marginal que presenta un alto hándicap debido a las consecuencias del consumo de sustancias, y a la larga cadena de ausencias: alimentación, salud, vivienda, trabajo, paz, integración.
Reconocer el fracaso es la puerta de la salvación. Sin tomar conciencia del lugar exacto donde estamos parados con respecto al problema es imposible trazar caminos verdaderos. Por eso estamos convencidos que es necesario un exhaustivo examen de conciencia en todos los niveles. Los medios de comunicación, el empresariado, los organismos de gobierno, el poder judicial, las Ong, hospitales,la Iglesia… nadie puede pensar “a mi no me toca” porque hacer lugar es responsabilidad de todos.
Como indicábamos en nuestro documento “La droga en la villas despenalizada de hecho”, en la villa los chicos se drogan en cualquier lado, en cualquier momento. Familias enteras se destruyen por esta causa, la muerte violenta es moneda corriente, cosa de todos los días. Madres desesperadas que ven que sus hijos se van muriendo de a poco. Que recorren defensorías, asesorías, organismos de gobierno, tratando de mantener encendida la esperanza, imaginando que un día serán escuchadas, y recibiendo en cambio la sordera de un Estado ausente, que los abandonó a su suerte. Siguen esperando ser escuchadas…
Cuado decimos “Estado ausente” queremos que se entienda bien. Hay un muchos Médicos, Abogados, Trabajadores Sociales, Psicólogos, etc. que trabajan en el Estado y lo hacen de manera excelente, mucho más allá de su deber y es justo reconocer su labor. Pero al mismo tiempo, el Estado como Organismo esta ausente en el tema que hoy nos convoca. Esto no quiere decir que no se haga nada en materia de prevención y asistencia de la drogodependencia en general, sino que, lo que se hace en cuando al “desafío del paco” es tan desarticulado e insignificante como enfrentar a un elefante enfurecido con una gomera. Reconocer esto es el principio de la solución, que nadie se enoje.
Mientras tanto se discute la despenalización, que dejaría de lado la única herramienta actual que obliga al Estado a intervenir frente a tamaña inacción. Esta discusión para nosotros pertenece a las últimas páginas de un libro. Todavía en nuestros barrios no se han escrito las primeras; ya que muchos de los niños, adolescentes y jóvenes de nuestras villas no viven sino que sobreviven y muchas veces la oferta de la droga les llega antes que un ambiente dichoso y sano para jugar, llega antes que la escuela, o llega antes que un lugar para aprender un oficio y poder tener un trabajo digno. Se acortan así las posibilidades de darle un sentido positivo a la vida.
Por consiguiente más necesario que obligar al adicto a hacer tratamiento es obligar al Estado a hacerse cargo. La despenalización, las leyes, los fallos, los programas de educación y prevención, todo parece construido desde la clase acomodada. Pero para legislar, juzgar y obrar desde los pobres es necesario escucharlos, ya que desde su experiencia de la vida, que no es la que nosotros tenemos, perciben cosas que nosotros no percibimos.
Hace poco nos tocó en el Hogar de Cristo, acompañar a una mamá muy joven que no podía con su hijo, un adicto al paco que delinquía para consumir. Cuando la señora vio que el pibe hacía cosas malas, que duraría poco, que se estaba hundiendo su familia, y que sus otros hijos empezaban a imitarlo, comenzó un largo camino. Visitó defensorías, asesorías y organismos judiciales. Durante dos años trató que alguien escuchara su voz. El pibe no quería cambiar, pero en su adicción estaba arrastrando a toda la familia a la ruina. Se llevó la puerta de su casa, las ventanas, electrodomésticos, la ropa de todos. Lastimó a sus hermanos y a sus vecinos. Dos años de tragedia recorriendo lugares con la única esperanza de ser escuchada, que un juez dispusiera la internación de su hijo, aunque él no quisiera, porque ella prefería verlo internado a verlo en un cajón. Y ocurrió lo peor, al pibe lo mataron. Cuando hacíamos la misa de difuntos, ella entre lágrimas reconocía: Si me hubieran escuchado, no lo se, pero tal vez hoy no estaría muerto. Las paradojas del destino, tuvo que llevar el certificado de defunción al mismo juez que la durante dos años no le prestó atención a su reclamo. Sólo Dios sabe cuantos casos así hay en nuestros barrios, nosotros damos testimonio de que son muchos. Por eso, vemos que para que nuestra legislación tenga en cuenta a los pobres, incluso para juzgar o para armar las instituciones, el primer paso indispensable es la escucha.
La escucha es apertura, lo contrario a las cerrazones dogmáticas de la ideología. Urge ponerla en práctica en este campo en que los extremos ideológicos coinciden en una falsa concepción de la libertad. Parece un sarcasmo, en los volquetes de la villa, entre la basura, hay chiquitos de diez, o tal vez menos años consumiendo paco. Hay nenas de catorce prostituyéndose, por la misma causa. Les preguntan si se quieren recuperar, los mismos que obligan a sus hijos que tienen la misma edad a ir a la escuela, al médico o al dentista. A ellos les preguntan. En nombre de la libertad, piensan que llevarlos a un hogar contra su voluntad es represión, y no entienden que la droga los hiere justamente en la libertad. Hay que vivir en la villa para escuchar su llanto, suele ser de noche, cuando llueve, cuando hace frío, cuando tienen hambre, cuando todas las dependencias del estado están cerradas. Ahí piden que se los ayude, que necesitan un hogar, recuperarse.
Hace pocos días, un pibe de nuestro Hogar de Cristo que ya intentó un montón de internaciones sin poder aguantar dos días en ninguna, estaba pensando en suicidarse. “Ya lo probé todo, y no puedo aguantar ni un poquito – decía – no me da el cuero para cambiar, lo mejor es que me vaya”. Pero se iluminó, se le ocurrió escribir una carta al juez para que por favor lo internaran en un lugar cerrado, del que no se pudiera ir. Pedía que lo medicaran si se ponía muy loco por la abstinencia. Narraba con claridad su experiencia, y entendía que necesitaba poner entre paréntesis su voluntad por un tiempo.
El que interna por internar, para sacar del medio, para que el pibe no moleste; y el que no interna cuando hace falta, ambos están lejos de entender a los pibes del paco. Sólo escuchando podremos superar las antinomias ideológicas. En esta materia están de sobra. La escucha es apertura que vence a la cerrazón. Los errores de la cerrazón se pagan demasiado caros.
Nos detenemos a pensar lo que se pierde si no vemos el problema y tomamos el toro por las astas. Pierden los adictos que terminan arrastrando una vida hecha girones que habitualmente termina antes de tiempo y de modo violento; pierden sus familias, sus padres que hasta llegan a abandonar el trabajo para cuidar la casa y lo poco que tienen para protegerlo de su adicto, los hermanitos que abandonan la escuela cuando el adicto les vendió los libros, delantal y zapatillas. Alcanza mirar el Calvario que viven a diario las Madres del Paco, y todas las madres y padres, que aunque no estén organizados, recorren a diario el vía crucis de la adicción. Pierden también los hijos de los adictos – casi todos tienen hijos – que quedan expuestos a la intemperie, que muchas veces son vendidos, olvidados, abandonados en noches de gira; pierde el barrio, víctima de violencias demenciales, de robos reiterados, de muertes. Cada tanto, pierde también el resto de la sociedad, cuando – cada vez más – lo peor de este mundo perverso sale del su encierro y toca a alguien de afuera, entonces la sangre tiñe las rotativas de los diarios y el tema ocupa primeras planas. Pierde el que vende, que termina enganchado, o sus hijos. Pierde el que compra, la vida. Pierde el que trabaja, el que no tiene nada que ver en el asunto, pierde el que está sano. Pierde el Estado que gasta los dineros públicos, debe hacerlo, pero no le encuentra la vuelta. Pierdela Patria, pierde a sus hijos, se está desangrando.
Con el paco perdemos todos, es mejor que nos ocupemos. Si la comunidad entera no asume su responsabilidad, esto va a resultar demasiado caro. Cuando decimos “comunidad entera” estamos incluyendo a los chicos y chicas en recuperación… ellos y ellas son los jugadores esenciales en este difícil partido.
Pensábamos en un paradigma, el de la lucha contra la discriminación de personas con capacidades diferentes. Aun cuando falta mucho, la sociedad avanzó bastante en la conciencia del problema, y en muchas esquinas de nuestra ciudad hay rampas para las sillas de ruedas, en los colectivos asientos, en las oficinas y dependencias baños. La comunidad indica de este modo que se adapta para hacer lugar a personas con capacidades diferentes. Cambiar para hacer lugar, es posible porque reconocemos el problema.
La lucha contra el paco debe ser causa nacional porque es la lucha contra la exclusión. Vemos que es el mejor modo de celebrar el Bicentenario.
Por último ponemos bajo la protección y el cuidado de la Virgen de Luján, Madre de nuestro Pueblo, a las familias que en nuestros barrios sufren el flagelo de la droga.
Equipo de Sacerdotes para las Villas de emergencia
(Arzobispado de Buenos Aires)
24 de junio de 2010
[1] Ver www.sin-paco.org
[2] La droga en las Villas: despenalizada de hecho. Equipo de sacerdotes para las Villas de Emergencia. 25 de marzo de 2009.
[3] Cfr. Celebrar el Bicentenario en la Ciudad de Buenos Aires (2010-2016). Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia. 11 de mayo de 2010.
[4] Nuestra misión se desarrolla en el ámbito dela Ciudad de Buenos Aires, pero podríamos incluir a los Organismos que en cada Provincia se encargan de la drogodependencia.
Nuestra querida Granja San Miguel Arcángel cumple 4 años
El Martes 29 de septiembre festejamos con mucho orgullo los 4 años de nuestra querida granja San Miguel Arcángel.
Desde sus inicios hasta hoy hemos construido, en este hermoso terreno, la Capilla y algunas casas donde los chicos pueden vivir mientras luchan por recuperar sus vidas y sus proyectos.
Este martes nos juntamos todos los centros barriales del Hogar de Cristo y celebramos este gran crecimiento, fruto del amor y la dedicación que cada uno de nosotros le brinda. Además del cumpleaños, tuvimos Bautismos, comuniones y confirmaciones! Jugamos al futbol y compartimos un muy rico almuerzo!
El Centro Barrial Don Bosco está de fiesta!
Con mucha alegría para la FIESTA DE LA CAPILLA ” San Francisco y Santa Clara” los invitamos este sábado 19 de septiembre a partir de las 11 hs.
Será una celebración especial ya que contaremos con la presencia del Obispo. Se realizarán bautismos, primeras comuniones y confirmaciones de niños y adultos.
Habrá bingo, kermesse y comida para compartir.
Queremos que acompañen a nuestra comunidad en un día tan importante!
Sumate la Familia del Hogar de Cristo!!
Parroquia María Madre del Pueblo
7 AÑOS
El pasado 23 de marzo de 2015 celebramos los 7 años de vida del Hogar de Cristo en Luján. Fue un muy lindo encuentro de toda nuestra familia en la casa de la Virgen. Inmediatamente recordamos los inicios y cuanto hemos crecido con la ayuda de Dios. El 8 de mayo de 2008, en los comienzos del Hogar, vinimos por primera vez, eramos muy poquitos y dando los primeros pasos…
El Centro Barrial San Alberto Hurtado, fue donde comenzó todo. También cumple 7 años, y los chicos decidieron pintar a alguien (Luis Arellano) que siempre los espera para “que entren” y nunca más queden afuera.
Nuevos Centros Barriales
El Hurtado, el Don Bosco y el Mugica, fueron los primeros Centros Barriales del Hogar de Cristo, pero este año se fueron consolidando otros: el “Gauchito Gil” en José León Suárez con el Padre Pepe, el “Buen Samaritano” en Villa Palito con el Padre Bachi, el “Juan Pablo II” con el Padre Pedro y el “San José de Flores” . Simultáneamente en el interior de la Patria se van armando otros que pronto darán a luz, como el Centro Nazareth de Gualeguaychu, o en Concordia, o en Lomas de Zamora o en Laferrere… Los Centros Barriales junto a las Granjas, la Cooperativa y los “espacios hermanos” como Niños de Belén, la Carpa Negro Manuel o los centros en Soldati y el Barrrio Rivadavia, van consolidando LA GRAN FAMILIA DEL HOGAR DE CRISTO.
LA MISTICA DEL CENTRO BARRIAL…
- Hace ya un en unos años ensayábamos una suerte de definición acerca de los centros barriales del Hogar de Cristo. Buscaba responder a la pregunta ¿Qué son los centros barriales? Decíamos algo así:
“Los centros barriales son puertas de acceso cercanas y amigables para la orientación, contención y atención de personas que se encuentran en situación de sufrimiento social por el consumo de drogas.
Son espacios que cobijan a las personas del barrio, que al vivir en situación de extrema pobreza les resulta difícil, cuando no imposible, acceder a los efectores que prevén los sistemas de salud y acción social gubernamentales.
Los centros barriales brindan apoyo en el sostenimiento a un tratamiento personalizado a lo largo del tiempo, desde donde se parte y a donde se vuelve después de las diferentes propuestas terapéuticas. Desde ellos se articula con todos los programas y efectores de los organismos del Estado y de la Sociedad Civil.
Los Centros Barriales, involucran a toda la Comunidad local entendiendo que el consumo de paco en nuestros barrios, no es solamente ‘un problema de drogas’ y requiere de una atención integral para superar la exclusión y la vulnerabilidad social. En ellos se promueven y fortalecen las redes barriales.
También son espacios de reflexión y discernimiento sobre el desafío que el paco nos presenta para poder dar una respuesta adecuada a los / las jóvenes en riesgo y a la comunidad local. Desde estos centros se promueven investigaciones para poder proponer acciones concretas e incidir en la formulación de políticas públicas.”[1]
Por otro lado muchas veces utilizamos imágenes para describirlo: el centro barrial es como el mediocampo de una cancha de fútbol, por allí pasan todas las pelotas o sea la vida va y viene; o bien es como una pista de aterrizaje y despegue desde distintas situaciones a otras situaciones nuevas.
- En cuanto a su origen los centros barriales estos fueron naciendo como respuesta al desafío que nos plantea el consumo del paco. Pero con claridad digamos que no se trata sólo de un problema de drogas. Así como hace años el mal de chagas ponía de manifiesto la miseria del interior del país, el paco denuncia la miseria de las grandes periferias urbana, y lo más terrible es que hace explotar la marginalidad. El paco es un rostro nuevo de la exclusión.[2]
Ahora bien, mirando más en profundidad podríamos decir que como sociedad hemos dejado en situación de orfandad a miles de chicos y chicas. En el centro barrial nos encontramos habitualmente con huérfanos de amor[3]. Esta es una forma de pobreza que no se puede registrar en términos de ingreso mínimo por persona. Pero existe, es real.
Como sabemos el pan es necesario para vivir. Con esta pequeña palabra queremos simbolizar todo lo que en justicia es necesario para vivir con dignidad –alimento, vivienda, educación, trabajo, etc.-, pero el ser humano no vive solo de este pan. Necesita amor, necesita familia, necesita calor de hogar; depende de que los demás lo traten al menos con un poco de misericordia.[4]
Por eso la mística de trabajo hace eje en lo hogareño, en la familia grande que recibe y hace lugar. Y esto hay que entenderlo lo más literal posible. Cuando por ejemplo se acerca un muchacho, se está atento si tiene pareja, si tiene hijos y se empieza a acompañar a toda la familia.
- Algunas notas que caracterizan a los centros barriales de la familia grande del Hogar de Cristo:
– En los centros barriales se busca recibir la vida como viene y hacerle lugar, sin juzgar, sin condenar. Recibir la vida como viene, intentando dar respuesta a esas necesidades que nos están revelando derechos vulnerados: DNI, escuela, vivienda, capacitación laboral, trabajo etc. Recibir la vida como viene también es adaptar nuestras ideas y programas a la realidad y no la realidad a ellos; teniendo presente que burocracia expulsa, pone trabas, en definitiva pone en riesgo la vida de muchas personas.[5] La comunidad entera tiene lugar en el centro barrial. Embarazos, nacimientos, causas penales, privación de la libertad, enfermedades, casamientos, bautismos, y hasta fallecimientos. Todo tiene lugar en el centro barrial, todo se vuelve ocasión de acompañamiento. Los centros barriales no tienen un foco exclusivamente psicoterapéutico sino que van desarrollando su actividad al ritmo de la vida que van recibiendo.
– En los centros barriales la inclusión es una búsqueda cuerpo a cuerpo. Cada persona es sagrada, ninguna vida está de sobra. Para que la inclusión sea real, no discursiva, es necesario que se plantee el trabajo de modo personal. Hay que mirar las necesidades concretas de cada uno y preguntarse como resolverlas. El trabajo se plantea como un gran esfuerzo para que esa persona puntual resuelva su situación de exclusión grave. Las tareas son tan diversas como las personas, el desafío es la inclusión social, y eso no se logra planteando una estructura rígida, sino ensayando nuevos caminos con creatividad y porque no audacia.
– En los centros barriales se da la posibilidad real de un abordaje territorial. Mientras los distintos efectores asistenciales o de salud se ocupan de una parte –por ejemplo el hospital de una herida grave-, el centro barrial tiene una mirada de conjunto sobre los chicos y chicas que acompaña. Busca conocer su casa, su familia, la red de contención con la que cuenta, etc. Esto es así porque precisamente está en el barrio. Por otro lado el mismo barrio se va tornando cada vez más protagonista de la inclusión social de los chicos y las chicas. Lo hace a través del grupo de familias, o de la cooperativa de acompañantes pares que salen a buscar a los chicos donde ellos están y los asisten en distintas situaciones, o lo hace a través de vecinos y vecinas u organizaciones sociales comunitarias que acercan a los mismos al Hogar de Cristo.
– Nos gustaría señalar una nota más de la espiritualidad que anima nuestros centros barriales. Nos parece que las adicciones son principalmente enfermedades espirituales, sin negar obviamente su dimensión biológica, psicológica y social. Una persona espiritualmente saludable está convencida de que la vida merece vivirse, le encuentra sentido a lo que hace, tiene la alegría de vivir.[6] El desafío del paco nos presenta rostros y nombres muy concretos, vidas que se van apagando poco a poco. Nosotros trabajamos con la convicción de que incluir y hacer lugar a los que nunca han tenido lugar es el camino a recorrer. Camino que se torna decisivo a la hora de ayudar a engendrar sentidos en la historia de estos chicos y chicas. No se trata de otra cosa que de ayudar a encender, a despertar la pasión por vivir.
- Para nosotros es importante destacar que el Hogar de Cristo en general y sus centros barriales en particular no buscan competir con nadie – como por ejemplo CESAC, Caritas, Defensorías zonales de menores, Centros de día, Comunidades terapéuticas, etc. No compite, ni reemplaza ningún efector de inclusión social, todo lo contrario, se potencia a través de ellos y a nuestro humilde entender también potencia su valioso e irremplazable trabajo.
- Ahora bien, para terminar digamos algo sobre todos nosotros que estamos aquí con el deseo de acompañar a las personas en situación de sufrimiento social a causa de las drogas. Hay en nosotros una vocación servicio, de búsqueda de proximidad a estos chicos y chicas. Obviamente esto no es fácil en un contexto cultural de fragmentos e hiper-especializaciones, que nos llevan a decir con demasiada facilidad: “esto a mi no me corresponde”.
Pero a poco de recorrer este camino nos descubrimos ante la posibilidad que nos da la vida de crecer en humanidad, es que el ser humano se humaniza en la medida que descubre y acoge a su prójimo que sufre como a sí mismo. Y nos va resultando cada vez más “evidente que la persona que sufre y es acogida revela a quienes la acogen con amor nuevas profundidades de su humanidad. Les revelan que poseen un ‘corazón’, y que ese corazón sólo encuentra felicidad en el amor.”[7]
Video:
http://www.youtube.com/watch?v=9m36-HHPGNQ&feature=youtu.be
[1] 3° Jornada sobre “El desafío del paco” .Colegio Pío IX. 16 de noviembre de 2010
[2] Cf. “El desafío del paco”. Equipo de sacerdotes para las Villas. 24 de junio de 2010.
[3] Nos parece iluminador al respecto el trabajo de López Rosende Juan Manuel. Huérfanos de amor. Trastornos psicológicos y espirituales. Editorial Dunken. Buenos Aires, 2008.
[4] Cf. Walter Kasper. La misericordia. Clave del Evangelio y de la vida cristiana. Salterrae. Santander 2012. Pág. 191
[5] Cf. La droga en las villas: despenalizada de hecho. Equipo de Sacerdotes para las villas de emergencia. 25 de marzo de 2009.
[6] Cfr. “La droga en las Villas: Despenalizada de hecho.” Equipo de sacerdotes para las Villas. 25 de marzo de 2009.
[7] Xavier Le Pichon. Las raíces del hombre. De la muerte al amor. Sal Terrae. Santander 2000. Pag. 119.
6 años del Hogar
El Hogar de Cristo cumple 6 años y lo celebramos con un Congreso Interno, el próximo 30 de marzo. A continuación les dejamos algunos detalles del mismo:
Domingo 30/3: Festejo del 6° Aniversario del Hogar de Cristo
1° CONGRESO INTERNO DEL HOGAR DE CRISTO
COMPARTIENDO EXPERIENCIAS HACIA UNA MEJOR PRÁCTICA
LUGAR:
Colegio de las Carmelitas, en Santos Lugares ( calle Bonifacini 4079)
PROGRAMA:
10 hs Recepción y Acreditaciones
10.30 hs Oración Inicial y Charla inaugural: “el CB, un modelo de abordaje comunitario”
11 hs Trabajo por comisiones
13 hs Almuerzo
14 hs Espacio artístico
15 hs Misa en el Santuario de Lourdes
16 hs Fin del encuentro
COMISIONES DE TRABAJO
- 1. Organización, Dimensión Terapéutica, Sistematización e investigaciones:
El CB es no es un dispositivo tradicional. La velocidad de la vida, y el hecho que desde el CB se gestione la inclusión social pone sobre la mesa un sinnúmero de conflictivas vinculadas a las relaciones entre los equipos que gestionan la inclusión y aquellos que están mirando la cuestión terapéutica, la mirada cae necesariamente en el modo en que fluye la información. Aparecen las problemáticas en torno a lo privado y lo público. ¿Qué se debe esperar del equipo terapéutico? ¿Cómo conciliar su mirada de largo alcance con la urgencia de quienes deben dar respuestas inmediatas? Este grupo mira la organización interna del CB.
- Granjas e Internaciones:
Los nuevos paradigmas en la lucha contra la droga se enfrentan en este tema con la mirada tradicional. Si antes todos los usuarios de drogas debían internarse, hoy la internación está mal vista. Nuestra experiencia está menos ideologizada. La internación es una herramienta puntual, muchos la necesitan para frenar. ¿Cuales son los criterios para la internación? ¿Qué tienen de particular nuestras granjas que las hacen distintas a las comunidades terapéuticas tradicionales? ¿Cuando mandar a nuestras granjas, y cuando buscar por otros caminos?
- 3. Trabajo y Dinero:
El dinero es el termómetro de la maduración. La comunidad terapéutica tiene un planteo aséptico, los internos no manejan dinero hasta que son dados de alta. Desde el CB no se puede pensar la recuperación ni la inclusión social sin mirar en profundidad el tema del dinero. Acompañar la vida en su totalidad es en parte meterse en el “Desafío del dinero”, hay que pensar la vida con realismo económico. Si no pensamos desde el CB los ingresos de los pibes, tienen modos muy sabidos para conseguirlo, dado que las necesidades están siempre. Pero ¿es lo mismo cualquier dinero? ¿se gasta igual el dinero de un subsidio, que el trabajado, o el que viene de actividades ilegales? ¿Cómo debe el CB acompañar la maduración de los pibes en el uso del dinero? ¿Cómo debe mediar? De igual modo ocurre con el trabajo.
- 4. Acompañamiento Externo, Penales, hospitales
Gran parte de la vida del CB pasa por fuera del espacio físico del mismo. Si desde el CB no se acompaña adecuadamente toda la vida y sus vicisitudes el proyecto entero corre el riesgo de desintegrarse.
El tiempo en el penal es para nuestros pibes un tiempo muy particular. Este taller intenta reflexionar sobre cómo debe ser el acompañamiento penitenciario. Devolver la esperanza, estar cerca, hacer sentir al preso que no está solo, que no nos olvidamos, sembrar amor para que cuando llegue la libertad lograr reencausar la vida.
El tiempo de la enfermedad es también un tiempo privilegiado para renovar la lucha. Dificultades y logros de una tarea tan fundamental como difícil.
- 5. Mujeres y Maternidad:
La realidad de las mujeres usuarias de drogas es mucho más grave que la de los varones por la ausencia de recursos para ellas, y por las situaciones críticas asociadas al consumo (trabajo sexual, violencia de género, etc.). Muchas de nuestras chicas viven como un gran oportunidad el embarazo, ponen en juego recursos inimaginables para cuidar a su hijo. Establecen unos lazos fortísimos que en un momento ayudan y en otro momento complican. La necesidad de despegarse para que el hijo vaya al jardín. En otras oportunidades el hijo es un peso enorme que no pueden cargar. La idea de este taller es compartir experiencias y recursos. También reflexionar sobre la problemática.
- Espiritualidad:
El alma del CB es la espiritualidad. Los lazos comunitarios de la gran Familia se apoyan en esta espiritualidad. ¿Cuales son sus características principales? ¿Cuales son los aspectos que el CB no puede perder? Este taller habla de lo que no se ve, y sin embargo aparece como lo más importante que hay que cuidar. La vida familiar sana es fundamental para la salud mental, estructura la personalidad. Muchos de los trastornos de orden psiquiátrico encuentran su origen en una familia disfuncional. Cuales son los valores y virtudes en esta espiritualidad.
- Plan de Vida, esperanza, casos difíciles:
El Plancito es tal vez la herramienta principal del CB. Propone un camino donde no había nada, por esta razón se vincula con el arte de devolver la esperanza. Toda la exclusiòn y frustraciòn que se agolpan en la mirada del que está devastado no le permiten esperar nada. El Plan es encontrar el sentido de la lucha, vencer la desesperanza, y volver al camino. Es todo un arte escuchar el deseo y encausarlo. Dentro de este taller, hay un lugar importante para considerar el fracaso y la situación de aquellas personas que sistemáticamente fracasan en todos los planes, los casos difíciles.
- 8. Casas Amigables:
La vivienda es tal vez junto con el trabajo uno de los dos aspectos de más difícil solución. En el Hogar de Cristo encontramos la modalidad de las casitas amigables y nos da resultado. Pero hay tantas modalidades como casitas. La idea de este taller es compartir los distintos modos de organización de las casitas, los distintos objetivos y poblaciones de las mismas, así como las buenas prácticas y las dificultades más comunes.
- Familias y parejas:
Todos sabemos que el buen posicionamiento de la familia es fundamental en el camino de los usuarios de drogas. Sabemos también que nuestros CB deben estar abiertos a los niños y a la familia entera. Vemos también las dificultades de relación que sufren algunas parejas que hicieron un buen camino de recuperación y reorganización de la vida. La idea de este taller es poder compartir miradas, experiencias, dificultades y soluciones encontradas.
- Acompañamiento de calle
La vida en calle presenta particularidades para quien pretende transitar un camino de recuperación. Muchas veces, la demanda de mejorar la vida no aparece. Los equipos de calle tejen el sólido fundamento de la amistad donde no hay mucho más para hacer. Esa amistad es luego la herramienta terapéutica. La idea de este taller es compartir miradas, buenas prácticas, intercambiar experiencias entre los dispositivos de calle, la carpa, el Hogar Santa María y todas las experiencias de trabajo con aquellos que aun no están en condiciones de comenzar un camino en el CB.
El libro y el Papa
Magui es una compañera del Hogar y parte del equipo que acompaña a los privados de la libertad. Tuvo la oportunidad de estar junto a Francisco y dejarle junto a la versión final del libro una carta que les ofrecemos a continuación. Más abajo tienen una nota sobre el libro publicada en “La Stampa”…
“Querido padre Bergoglio,
Así nos permitimos llamarlo porque hemos vivido su guía y protección desde que inauguró nuestro hogar de Cristo en la Pascua del 2008 hasta ahora.
Tratamos de seguir con “el cuerpo a cuerpo” que usted nos sugirió para el trabajo con nuestros hermanos más excluidos. Este pequeño equipo se encarga de los más pobres entre ellos: los privados de libertad en la cárcel de Devoto. El padre Tello nos contó que usted frecuentaba el penal y estaba siempre al tanto de lo que sucedía en él. Tratamos de imaginar cómo era en esa época. Tal vez como antes, hoy es un lugar inhumano, escuela sórdida de violencia y consumo en la que nuestros chicos, nuestros hombres van perdiendo día a día sus rasgos de humanidad. Salimos muchas veces desconsoladas y con gran angustia ante la impotencia de no verlos de pié viviendo con dignidad. Pero el Jesús preso de la historia y de nuestras vidas nos alienta a seguir con alegría renovada esta tarea. Las palabras suyas, sus exhortaciones de ayer y las de hoy en su catequesis diaria nos sirven para trabajar más, quererlos más y responder con convicción que nosotros somos “los guardianes” de estos hermanos.
Pensamos largamente estas palabras que le enviamos, desde el desaliento y el fracaso, desde el dolor y la tristeza. Pero finalmente nos dimos cuenta que la mirada más ubicada es la que podemos tener desde el agradecimiento y la alegría. A Dios por darnos esta oportunidad de aprender a amar lo menos amable del mundo; por enseñarnos a través de ellos la enorme capacidad de amor y desamor que tiene el ser humano y por hacernos conocer más a nosotros mismos y nuestros límites. Y también a usted, padre, porque sin saberlo o sabiéndolo, nos metió en este lío descomunal que nos hace crecer como personas aunque poco logremos como acompañantes.
Les pedimos a los chicos que le contaran si esta experiencia del Hogar de Cristo les parecía valiosa y necesaria en otras partes del mundo. Más allá de lo significativo que pueda ser para ellos nuestro acompañamiento ya que algunos están completamente solos, expresaron sentimientos de gratitud y seguridad hacia esta tarea y las personas concretas que la realizan. Dicen sentirse ayudados y fortalecidos en la búsqueda de un sentido de la vida. Creen que es importante saber que alguien los quiere y que Dios se interesa por ellos. En los encuentros semanales conocen otra mirada sobre la vida que los hace más persona, y sienten al Hogar como su familia ya que la propia los ignora o rechaza. Creemos que hay mucho más que se puede hacer. Hay que seguir aprendiendo, arriesgando y como usted nos insiste: amando. Por eso nos atrevemos a pedirle por favor que rece primero por nuestros internos y luego por toda esta gran familia del Hogar de Cristo. Que sean numerosos los que quieran meterse en esos “contenedores existenciales” que usted muy bien describió en la Pascua de hace 6 años. Nosotros REZAMOS POR USTED. Ya somos muchos en el mundo que lo hacemos respondiendo a su célebre pedido y porque sabemos que el Espíritu se hace ver, se manifiesta más claramente. Y como acostumbramos a despedirnos entre nosotros, con cuatro palabras de un hermano muy querido del Hogar Hurtado: “que DIOS lo cuide” querido Papa Francisco.
Equipo de acompañamiento espiritual del Hogar de Cristo en la cárcel de Devoto.”
Argentina, cuerpo a cuerpo contra la droga
Aquí está el “manual” de los curas de las villas miseria de Buenos Aires con prólogo del papa Francesco. Habla Víctor Primc, uno de los autores…
ALVER METALLI
BUENOS AIRES
para Vatican Insider, La Stampa.
Había también una copia del libro, que saldrá próximamente, en la famosa maleta con la que el cura villero, José di Paola, se presentó a las puertas de la Casa de Santa Marta en Roma el pasado mes de agosto.
Una foto lo retrata en las manos del papa Francisco, que con el libro y su contenido ha tenido mucho que ver. Hasta con el título. “Ha sido el cardenal Bergoglio el primero en usar esta expresión”, explica el argentino Víctor Primc, curador de “Cuerpo a cuerpo”.
Entonces nos recomendó dos principios en los que debía inspirarse: acoger la vida de las personas así como llega hasta a nosotros, y elaborar la respuesta teniendo en cuenta la individualidad de cada uno, que no es nunca igual una a otra, por eso “cuerpo a cuerpo” con ella.
Han pasado cuatro meses desde que una copia de “Cuerpo a cuerpo” llegó al Vaticano.
Y la situación del narcotráfico en Argentina no ha hecho más que empeorar. Hasta el punto que toda la Iglesia se ha mobilizado para evitar la “mexicanización” del país. Con las armas de la denuncia –“El país se está transformado en un campo de batalla entre narcos y esto es algo inaceptable”—y las de la construcción. El Hogar de Cristo de la villa 21 –es de lo que habla el libro– pertenece a esta segunda dimensión.
“Se compone de dos partes”, afirma Primc, un ingeniero biomédico de Tucumán que colabora con la obra. “En la primera se habla del Hogar, que inicia con el padre Pepe de Paola, y se describe como está articulado; en la segunda parte se explican los hechos más significativos, se habla de las personas que han ido al Hogar, de como han sido ayudadas y que ha sido de ellas. Al final de cada “caso” se pone en evidencia los aspectos metodológicos, que pueden ser también “adoptados” por otros en otras situaciones.
Cuál es un poco el objetivo del libro…
La idea original era la de tener un documento de trabajo, un texto que pudiese ser de ayuda también para otros que se encuentran con la problemática de la recuperación de toxicodependientes. En este sentido explica como se pueden acompañar a personas que viven en situaicones de marginalidad durante el recorrido que les lleva fuera del túnel de la droga. Y muestra la visión que han madurado sobre el campo los sacerdotes de las villas de Buenos Aires y quien colabora con ellos en un “cuerpo a cuerpo” diario con personas que consumen el paco…
¿Pero se puede “exportar” una experiencia como la del Hogar de Cristo?
Los sacerdotes de la villa insisten siempre que ellos responden, en el modo en el que lo hacen, a situaciones de consumo de paco en las villas de Buenos Aires. Por lo tanto quien desee replicar la experiencia debe basarse en este principio, que se puede traducir en una valorización concreta de las situaciones que se tienen delante. Es verdad que en Argentina son muchas las personas que se han acercado al Hogar para pedir ayuda porque no sabían cómo hacer, y viendo como han salido los sacerdotes de las villas, buscan a su vez “replicar el modelo”. Con el tiempo se entenderán mejor los frutos.
Las insituciones públicas…. ¿también ellos pueden beneficiarse de la experiencia del Hogar?
Desde mi punto de vista deberían tomar nota de lo que está ocurriendo y moverse en esta dirección. Uno de los “dispositivos” creados en el Hogar es el llamado “Centro Barrial”. Son puertas de entrada próximas a las personas que proporcionan orientamiento a quien se encuentra en una situación de sufrimiento social por el consumo de drogas. Estos espacios apoyan las personas de barrio a quienes resultaría difícil, si no imposible, acceder a insituciones del Estado, debido también a la pobreza extrema en la que viven. Las insitituciones públicas deberían tener en cuenta esta modalidad y apoyarla.
Volvamos al Papa. ¿Qué tiene que ver con el libro, más allá del título?
Bergoglio ha apoyado desde siempre los sacerdotes y su trabajo en las villas miseria. No sólo la creación del Hogar y su inauguración, a la que él mismo asistió el Jueves Santo del 20 de marzo de 2008 en la parroquia Vírgen de Luján; allí ha lavado los pies a seis chicos que se drogaban mostrando de este modo que la Iglesia está dispuesta a servir a las víctimas de este flagelo. Después ha bendecido las instalaciones del Hogar, las del centro del barrio de San Alberto Hurtado en la villa 21; a partir de este momento ha vuelto innumerables veces reuniéndose con quien trabajaba, celebrando los sacramentos, inaugurando nuevas sedes o simplemente estando con los chicos. El libro se abre con una carta que mandó Francisco una semana después de ser elegido Papa para celebrar el quinto aniversario del Hogar.
¿El libro puede ser considerado una respuesta de la Iglesia al drama del narcotráfico?
“Una”, seguramente; porque después la Iglesia actúa en otros muchos terrenos. El narcotráfico busca zonas de sombra donde ocultarse y la histórica ausencia del Estado en las villas le ha dado el modo de hacerlo. La droga, que antes estaba concentrada en las pandillas, en las bandas juveniles, se ha expandido por todo el territorio con el paco, una sustancia económica y con un alto poder destructivo. El Hogar de Cristo responde a esta situación. Quien encuentra el Hogar de Cristo sabe que ha descubierto un lugar que no le abandonará, pase lo que pase; ésta es su eficacia.
Verano en el Hogar
El verano en Buenos Aires es un tiempo especialmente difícil para los chicos del Hogar, “el parate” que se produce deja demasiado tiempo libre que muchas veces complica grandemente la vida de muchos.
Los campamentos, las misiones, las murgas… ayudan que este tiempo sea una oportunidad única. Demanda mucho esfuerzo pero este, está cargado de sentido.
A continuación compartimos unas fotos del campamento a Bariloche, que desde el 2 al 15 de enero organizó el Centro Barrial Don Bosco. En el participaron algunos chicos de los Centros Barriales Hurtado y Mugica que pasaron por la granja San Miguel. La familia grande del Hogar de Cristo realizó este hermoso campamento con 64 integrantes.
C B en Mendoza
El Padre Michael Belmont y su equipo, visitaron las sedes del Hogar de Cristo en Buenos Aires, para ir consolidando con el acompañamiento especial de la Sede Carlos Mugica de Villa 31, el Centro Barrial de Godoy Cruz, vecino a la Ciudad de Mendoza. El mismo está naciendo en torno a la Parroquia N. S. Guadalupe y S. Juan Diego, que cuenta con un grupo llamado “El que tenía que venir” coordinado por María Contreras, además en la Capilla S. Juan Diego, está el Grupo “Umbral de Cristo” coordinado por Mario Vera y finalmente en la Capilla Madre del Pueblo, está el Grupo “Villa Campo Papa” coordinado por Lía Muñoz. La situación en Mendoza es muy grave hace tiempo por eso, la consolidación de este espacio, nos alegra enormemente a todos.
A continuación les dejamos una foto del equipo del Centro Barrial de Mendoza visitando la Villa 21.